La elastina, junto al colágeno, es otra de las proteínas más importantes del organismo, además, forma parte del tejido conjuntivo de la piel y es aquí donde forma fibras y una especie de redes elásticas de textura gomosa que mantienen la piel firme y con buen aspecto.
Es una molécula proteica cuya función principal es la de otorgar elasticidad a la estructura, a diferencia del colágeno que también puede dar firmeza a los tejidos.
Estas dos moléculas juntas son las que permiten hidratar y nutrir la piel para que pueda realizar adecuadamente sus funciones.
La reducción de esta proteína produce arrugas, flacidez, piel seca y frágil, pero el paso del tiempo es la principal causa de la disminución de elastina y colágeno en los tejidos.
Además de los años, las alteraciones hormonales y los cambios de peso drásticos alteran y afectan tanto al colágeno como la elastina, disminuyendo el soporte estructural del tejido de la piel.
Esa es una de las razones por la cual, luego de un rápido descenso de peso, se produzca flaccidez en diferentes partes del cuerpo.
El sol provoca rupturas en el colágeno y la elastina (los tejidos y las proteínas que componen la estructura de la piel) y esto es lo que causa la aparición de arrugas y por consiguiente: fotoenvejecimiento cutáneo.
La elastina ayuda a mantener la piel flexible, proporcionando una reacción de devolución de rebote, y por otro lado, también ayuda a mantenerla suave, lozana y turgente como la que se extiende para adaptarse a las actividades normales, ejemplo: flexionar un músculo facial.
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